El cultivo del arroz se encuentra actualmente en fase de siembra, habiéndose implantado ya aproximadamente el 80 % de la superficie. Como informa la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF), antes de la siembra se realizan labores de preparación del terreno, esenciales para garantizar un desarrollo óptimo del cultivo. Estas labores permiten eliminar las malas hierbas de invierno, así como airear el suelo, favoreciendo su estructura y oxigenación. Entre las malas hierbas más problemáticas destaca el rabo de gato, que, actúa como reservorio de plagas importantes como la pudenta (Eysarcoris ventralis), una de las principales amenazas del arroz.
Una de las labores fundamentales en esta fase es la nivelación láser del terreno, cuyo objetivo es homogeneizar la parcela y ajustarla a cota cero. Esto permite un buen manejo del agua de riego, evitando tanto zonas de encharcamiento o estancamiento de agua, que pueden favorecer la proliferación de insectos como los quironómidos (gusanos rojos) o efídridos (tijeretas), así como zonas elevadas que puedan quedar demasiado expuestas favoreciendo el desarrollo de malas hierbas como por ejemplo el junquillo (Cyperus difformis).
Posteriormente, se aplica un abonado de fondo, rico en nitrógeno y fósforo, dado que los suelos arroceros suelen contener niveles adecuados de potasio. Este abonado se incorpora al terreno mediante una labor superficial, tras la cual se procede a la inundación de la parcela, alcanzando una lámina de agua de entre 10 y 15 cm.
La siembra del arroz debe realizarse en un periodo corto tras la inundación, ya que un retraso excesivo puede favorecer el desarrollo de malas hierbas y plagas. Esta se realiza, en la mayor parte de la superficie, de manera aérea con avioneta. Aproximadamente una semana después, comienza la emergencia del arroz, momento en el que se reduce temporalmente el nivel del agua para evitar el desplazamiento de las semillas y la acumulación en determinadas zonas de la parcela.
Una vez emergida la plántula por encima de la lámina de agua y anclada al suelo, el nivel de agua se vuelve a elevar ligeramente, asegurando que no cubra completamente a la plántula, para evitar situaciones de asfixia en la parte aérea de la misma.
Durante todo este proceso es esencial aplicar medidas preventivas orientadas a minimizar la aparición de plagas y enfermedades, siguiendo las recomendaciones establecidas en la guía de Gestión Integrada de Plagas del cultivo de arroz.
Con este objetivo, desde el Proyecto de Gestión Integrada de Plagas de la RAIF (Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía), se están elaborando vídeos divulgativos en campo, con el fin de difundir buenas prácticas agronómicas y fitosanitarias en el cultivo de arroz. Estas acciones se desarrollan en la parcela demostrativa ubicada en Isla Mayor (Sevilla).