El cultivo del algodón se encuentra actualmente en Andalucía en el estado fenológico dominante de botones, con un bajo porcentaje de cápsulas grandes (15-20%). Tal como informa la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF), en general, la fenología del cultivo está retrasada unos 10-15 días con respecto a un año normal, ya que por estas fechas el porcentaje de cápsulas grandes suele ser importante. La incidencia de heliotis (Helicoverpa armigera) y earias (Earias insulana) sobre el cultivo es generalizada en todas las provincias.
Los índices de presencia de heliotis oscilan entre las 1.700 larvas pequeñas/ha de media provincial en Córdoba, y las 2.700 de Jaén. Por el momento, estos niveles se consideran bajos. En las pocas parcelas que han superado el umbral, se están efectuando tratamientos insecticidas para combatir a esta plaga.
Por otro lado, los índices de presencia de earias son bajos en Cádiz y Sevilla, con unas medias provinciales respectivas de 3.300 y 3.700 larvas pequeñas/ha; en Jaén, la incidencia de esta plaga es moderada, con una media provincial de 7.800 larvas pequeñas/ha, destacando, en esta provincia, la zona biológica de Vega Alta 1, con 14.500 larvas pequeñas/ha. En Córdoba, la provincia más afectada por earias, los índices de daño son elevados, con una media provincial de 18.600 larvas pequeñas; siendo Las Colonias, con 28.000 larvas pequeñas/ha, la zona biológica más afectada en esta provincia. Se han realizado tratamientos para controlar a esta plaga en las parcelas que han superado el umbral de tratamiento, fijado en 20.000 larvas pequeñas/ha entre junio y julio, y de 35.000 larvas pequeñas/ha a partir de agosto.
Dada la actual fenología, con pocas cápsulas grandes aún, y estos índices de presencia, la RAIF recomienda estar muy atentos a la evolución de estas plagas, monitoreando nuestros campos de algodón de forma periódica, ya que el daño en el cultivo puede llegar a ser importante si no se controla a tiempo y adecuadamente.
Las larvas de earias dañan botones y cápsulas, causando tanto destrucción de botones (≈3 botones/larva) como daño directo a las cápsulas (0,7 cápsulas/larva). Pasan el invierno en el suelo como crisálida. Los adultos están presentes en el cultivo desde principios de junio, sucediéndose hasta 5 generaciones durante la campaña, ya que cada generación dura aproximadamente 1 mes. Las primeras generaciones afectan a los brotes terminales y a los botones, siendo muy perjudicial en agosto y septiembre, ya que se alimenta, principalmente, de cápsulas.
Los factores que favorecen a la earias son: altas poblaciones otoñales y parcelas sin labrar después de la cosecha; inviernos con escasa lluvia y temperaturas suaves; retraso en la siembra y riego deficiente; veranos con elevadas temperaturas y humedades relativas bajas; presencia de parcelas (o parte de ellas) abandonadas; dificultad en el control químico por falta de tratamientos adecuados. Si se realizan pocos tratamientos contra heliotis, esto repercutirá también en una mayor incidencia de earias. Aplicaciones sobre poblaciones de larvas medianas o grandes de earias son poco o nada efectivas.
Para maximizar el control sobre la earias se recomienda finalizar la campaña lo antes posible y sin abandonar el control; sembrar lo antes posible; no dejar en la zona parcelas reservorio (sin labrar); regar de forma adecuada; controlar la primera generación de heliotis (si es necesario); vigilar a primeros de julio la 2ª generación; evitar en lo posible los tratamientos tempranos con acetamiprid; no dejar en la zona parcelas (o parte de ella) abandonadas; desbrozar y enterrar el rastrojo lo antes posible.
Las altas temperaturas de esta semana pueden ejercer un control natural de estas dos plagas. El óptimo térmico de heliotis está entre 25 ºC y 30 ºC, por encima de los 35 ºC se observa una reducción en la supervivencia de puestas y larvas, y por encima de los 40 ºC la mayoría de las puestas mueren por desecación, viendo también mermada la población larvaria (en especial las neonatas). En el caso de earias, estos límites térmicos se sitúan en 28-32 ºC como óptimo para las puestas y 27-33 ºC para las larvas; por encima de los 36-38 ºC hay una reducción de la viabilidad de las puestas, y por encima de los 40 ºC la desecación de puestas es muy elevada, y la mortandad de larvas también.
Cabe recordar, además, que las primeras cápsulas serán siempre las de mayor peso y con la fibra de mayor calidad, por lo que es muy importante preservarlas para poder obtener el mayor rendimiento posible.
Puedes consultar en este enlace el Manual de Campo con todo lo relativo al muestreo de esta plaga.