La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, organismo dependiente del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA), celebró el pasado 12 de diciembre el Pleno de la Comisión de Desembalse ante casi 200 usuarios de la cuenca, principalmente representantes de comunidades de regantes, y entre ellos ASAJA-Sevilla.
Durante esta reunión, como ya se hiciera en el Pleno del 30 de octubre, se informó de la situación en la que se encuentran las reservas de agua, que se sitúan al 31,55% la cuenca general, y al 26,07% el Sistema de Regulación General, fundamentalmente destinado al regadío.
Igualmente, desde la Oficina de Planificación Hidrológica se trasladaron los distintos escenarios a los que se enfrentarían los regantes durante la próxima campaña de riego de cara a las dotaciones en función de las precipitaciones que se registren hasta el 1 de mayo de 2018. Para la realización de estas previsiones se ha utilizado la serie de aportaciones 1980-2012, considerando en servicio desde el principio la actual capacidad de embalse (8.120 hm3) y el carácter del año hidrológico hasta Mayo de 2018:
- Año MUY SECO. Solo se podría dar un riego de emergencia, del orden de 1.000 m3/ha.
- Año SECO. Solo se podría dar un riego muy deficitario, del orden de 2.000 m3/ha. La probabilidad de alcanzar las reservas necesarias sería del 70 %.
- Año MEDIO. Se podría dar un riego deficitario, del orden de 4.000 m3/ha. La probabilidad de alcanzar las reservas necesarias sería del 50%.
- Año HÚMEDO. Permitiría una dotación de riego normal. La probabilidad de alcanzar las reservas necesarias sería del 20%.
En este punto, hay que recordar que la dotación aprobada en la pasada campaña fue de 5.500 m3 /ha.
Plan Especial de Sequía del Guadalquivir
Por otro lado, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir celebró el 13 de diciembre la reunión del Consejo del Agua, en la que hizo una presentación del nuevo Plan Especial de Sequía del Guadalquivir, que saldrá a consulta pública próximamente por un periodo de tres meses.
El Plan de Sequía se erige en una herramienta para combatir situaciones de escasez y, al mismo tiempo, da apoyo normativo al organismo de cuenca para realizar las modificaciones y cambios oportunos en la gestión del agua. En la redacción de este nuevo Plan, se ha considerado como premisa fundamental la implantación de indicadores que contribuyan a detectar cuanto antes si la cuenca se encamina hacia una sequía y a adoptar medidas proporcionadas para afrontarla. En general, este Plan permite optimizar las medidas a poner en marcha para luchar contra la sequía.
El nuevo Plan de Sequía toma como referencia la serie de años 1980-2012 y una de sus novedades es la distinción de dos situaciones a las que la cuenca podría enfrentarse: la sequía prolongada, en la que se presentan situaciones sin lluvias aunque con reservas suficientes y la escasez coyuntural, en la que se unen la falta de precipitaciones con un descenso en el nivel de reservas que limita el horizonte temporal de atención a la demanda.
Asimismo, el Jefe de Planificación Hidrológica, Víctor Cifuentes, anunció que el indicador para la sequía prolongada será el SPI (Índice de Precipitación Estandarizado) y el de escasez coyuntural el balance entre recursos y demandas, con los siguientes escenarios de situación: ausencia de escasez (normalidad, reservas para más de tres años), escasez moderada (prealerta, reservas para entre dos y tres años), escasez severa (alerta, reservas para entre uno y dos años) y escasez grave (emergencia, reservas para menos de un año), siempre considerando que se aplican las medidas previstas en el Plan de Sequías.
Igualmente, el Jefe de Planificación Hidrológica ha recordado a los Sistemas de abastecimiento que suministran agua a más de 20.000 habitantes la obligación de disponer de su propio Plan de Emergencia ante situaciones de sequía, como se especifica en la Ley del Plan Hidrológico Nacional.