Si hay una actividad productiva que dependa directamente del clima y de su variabilidad es la agricultura. Como publica la periodista Inma Lopera en ABC, el cambio de las temperaturas y precipitaciones, o el incremento de la concentración del CO2 atmosférico afecta y afectará de manera significativa al desarrollo de los cultivos.
De hecho, se estima que, a nivel global, los cambios climáticos son responsable de entre el 32% y el 39% de la variabilidad en los rendimientos en el campo. Así lo especifica la Asociación Española Agricultura de Conservación Suelos Vivos (AEACSV) en un informe en el que ofrece su experiencia y conocimiento sobre cómo a través de la Agricultura de Conservación el sector agrario puede dar respuesta a al reto global que supone el cambio climático.
Distintos estudios científicos coinciden en señalar que cuanto menos se labra, el suelo absorbe y almacena más carbono. Por ello, «la Agricultura de Conservación propone un sistema de cultivar la tierra beneficioso para proteger el suelo de la erosión, uno de los principales problemas en Andalucía, dado que la tierra es el mayor capital del agricultor para producir alimentos», destaca Emilio J. González, director de la Asociación.
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