La previsión de producción de girasol en España para la presente campaña se sitúa en torno a las 850.000 toneladas, una producción insuficiente para satisfacer la demanda interna y que obligará a importar unas 300.000 toneladas, pues el consumo nacional es de 1.125.000 toneladas anuales.
Si bien a nivel nacional se han sembrado 745.000 hectáreas, una superficie similar a la de la pasada campaña, en Andalucía continúa el descenso que se inició hace casi un decenio. En 2024 se han sembrado 194.043 hectáreas, frente a las 203.442 hectáreas de la campaña anterior, lo que supone un 5% menos de superficie y una bajada del 8% si se compara con la media de los últimos años (2019-22).
En cuanto a rendimientos, a nivel regional se esperan unos 1.379 kilos por hectárea de media, por encima de la media del año pasado, que fue muy baja, de 1.005 kg/ha, como consecuencia de la sequía.
La provincia de Sevilla continúa encabezando el ranking regional. En Sevilla se siembra casi la mitad de toda la superficie que se dedica a esta oleaginosa en Andalucía. En 2024 los agricultores sevillanos han sembrado 95.980 hectáreas de girasol, frente a las 103.230 hectáreas de la pasada, una reducción del 7% de la superficie derivada fundamentalmente de la baja rentabilidad del cultivo que lleva a que estas superficies se destinen a cultivos arbóreos como el olivar o el almendro o a la instalación de plantas solares.
Tal como expone la responsable de cultivos herbáceos de ASAJA-Sevilla, Macu García, el cultivo ha experimentado diversas incidencias a lo largo de la campaña. Así, los girasoles más tempranos, que se sembraron a finales de enero, tuvieron que resembrarse a consecuencia de las fuertes lluvias de la primera quincena de febrero, que impidieron la correcta nascencia del cultivo.
Por otra parte, en las variedades ‘no clearfield’, hubo un problema importante de malas hierbas, porque el cultivo alcanzó bastante tamaño y no se pudieron hacer tratamientos para su control. Posteriormente, durante el estado fenológico de 2-4 hojas, también hubo que realizar tratamientos para potenciar el crecimiento inicial.
No obstante, tal como detalla Macu García, las temperaturas suaves de mayo y junio han favorecido al máximo la maduración del cultivo, evitando que las pipas queden vanas, como sí sucedió en la campaña pasada con las altas temperaturas de abril.
Los rendimientos generales estarán por encima de los del año pasado, que fueron desastrosos debido a los efectos de la sequía, aunque en algunos casos están siendo inferiores a las expectativas que tenían muchos agricultores. En cualquier caso, se trata de una campaña aceptable en cuanto a producción y muy mejorable en cuanto a precios, puesto que las cotizaciones actuales están muy lejos de compensas los costes de producción que soporta este cultivo.
De hecho, las cotizaciones actuales, según la última sesión de la Lonja de Sevilla -celebrada el pasado 6 de agosto-, siguen la línea continuista de las últimas semanas, con el girasol convencional a 412 €/tonelada, el alto oleico a 435 €/tn y un volumen de operación muy escaso.