El sector ovino y caprino en España se encuentra en un punto de inflexión: cada vez depende más de los mercados internacionales para sostener su rentabilidad, en un contexto de descenso sostenido del consumo interno y de aumento de los costes de producción. Así lo señala el último informe de indicadores económicos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), que ofrece un diagnóstico detallado del estado económico de esta actividad ganadera.
Menos consumo, más presión
Según el informe “El sector del ovino-caprino en cifras” elaborado por el MAPA, el consumo de carne de ovino y caprino en los hogares españoles ha registrado un descenso continuado en los últimos años, hasta situarse en mínimos históricos. Este fenómeno responde a cambios en los hábitos alimentarios, el encarecimiento de la proteína animal frente a otras opciones y la pérdida de conexión generacional con este tipo de carne, tradicionalmente asociada a festividades o consumo ocasional.
La demanda interna no absorbe la producción, lo que ha obligado al sector a reorientar su estrategia hacia los mercados exteriores, especialmente en carne fresca y animales vivos. Esta dependencia creciente del comercio exterior introduce una mayor exposición a las fluctuaciones geopolíticas, sanitarias y arancelarias.
La exportación como vía de escape
En este contexto, el canal exportador se ha convertido en el motor económico del sector, con destinos clave como Francia, Italia y países del norte de África, tanto para corderos como para cabritos. También se han abierto oportunidades en Oriente Medio y algunos países asiáticos.
No obstante, el informe alerta de que esta salida exportadora no resuelve todos los problemas. Los márgenes comerciales siguen siendo ajustados, y los costes de alimentación, energía y transporte continúan al alza, presionando la viabilidad de muchas explotaciones.
Un sector vulnerable, pero estratégico
El ovino-caprino español representa un pilar económico esencial en muchas zonas rurales desfavorecidas, especialmente en regiones de montaña o con dificultades de mecanización. Además de su función productiva, el informe destaca su papel clave en la gestión ambiental y el mantenimiento del paisaje rural.
Sin embargo, el documento del MAPA subraya que la fragmentación del sector, la escasa incorporación de jóvenes y las limitaciones en la transformación y comercialización dificultan su adaptación al nuevo contexto de mercado.
Conclusión: un sector que necesita estrategia
En sus conclusiones, el informe del Ministerio insiste en la necesidad de:
• Fomentar la internacionalización estructurada, con apoyo institucional y acuerdos sanitarios estables.
• Promover el consumo interno, con campañas informativas que revaloricen el producto nacional.
• Mejorar la integración de la cadena de valor, para que los beneficios de la exportación lleguen también al ganadero.
El ovino-caprino español resiste, pero su sostenibilidad a medio y largo plazo dependerá de políticas activas, inversión en innovación y un nuevo relato que conecte con los consumidores del siglo XXI.