El girasol tuvo un papel preponderante en la XXXVIII Jornada de Cultivos Herbáceos que reunió a más de 200 agricultores el pasado 27 de julio en el Centro Cultural José Luis García Palacios de Sevilla y que estuvo enfocada a la preparación del sector agrícola para afrontar los nuevos retos ambientales y climáticos.
Dada la importancia de este cultivo de primavera, que juega un papel imprescindible en la programación de las rotaciones de cultivo y que ha adquirido relevancia por su contribución al cumplimiento de los crecientes requisitos ambientales de la PAC, merece la pena dedicarle una atención especial y profundizar en las posibilidades que ofrece también la siembra directa para el girasol.
Por ello, los asistentes al encuentro pudieron escuchar de primera mano al agricultor José de la Puerta, y al ingeniero agrónomo y coordinador del proyecto Girasoil, Manuel Gómez Ariza, quienes expusieron las experiencias en siembra directa, una modalidad que en Andalucía está más extendida en el cultivo de los cereales.
Y es que casi la totalidad de la superficie andaluza de girasol se cultiva mediante laboreo, dado que en este cultivo se dispone de menos experiencia en siembra directa y su implantación, bajo las condiciones edafoclimáticas que se dan en Andalucía, presenta algunas dificultades, principalmente en la nascencia de la planta. Como expuso Manuel Gómez, los principales retos en siembra directa para el cultivo del girasol son el manejo adecuado de los restos de cultivo previo, la correcta regulación de las sembradoras, el efecto “espejo” en suelos muy arcillosos y húmedos, la temperatura del suelo y el uso de variedades adaptadas a un manejo sin laboreo.
Teniendo en cuenta estos condicionantes, se puso en marcha el grupo operativo denominado Mejora de la sostenibilidad del girasol mediante agricultura de conservación (Proyecto GiraSoil). El proyecto está coordinado por y cuenta con la participación de ASAJA-Sevilla, junto a un consorcio formado por la Universidad de Córdoba, el IFAPA, Syngenta, Antonio Tarazona SL y ASAJA-Andalucía. Entre los objetivos del proyecto, como señaló Gómez, destacan la mejora de la nascencia del cultivo mediante la adaptación de la maquinaria y métodos de agricultura de conservación (laboreo en bandas, barredoras de rastrojo, adaptación de sembradoras a condiciones de suelos muy arcillosos), así como evaluar el balance económico, de carbono y de energía para demostrar la viabilidad tanto económica como ambiental del cultivo.
Por su parte, el agricultor José de la Puerta explicó su experiencia con la agricultura de conservación, que lleva practicando desde 1990 y que, como aseguró “es posible en el cultivo del girasol, aunque por el componente arcilloso de la tierra, resulta más complicado y requiere más esfuerzo y sacrificio”. El primer requisito para la agricultura de conservación, como explicó, es tener una buena cubierta vegetal, lo que evita la erosión del suelo y aumenta la capacidad de retener el agua. El segundo, es realizar un esfuerzo en inversión de maquinaria para poder realizar la siembra directa. No obstante, y pese al esfuerzo, de la Puerta animó a los agricultores a practicar la agricultura de conservación porque “es rentable, si bien es necesario estar bien asesorado en el comienzo en este camino”, aconsejó.