Termina la campaña de girasol de secano y regadío y, un año más, los agricultores lamentan que muchos ni tan siquiera podrán cubrir los costes productivos, situación que pone en peligro la continuidad del cultivo, por los bajos o nulos ingresos en la venta de la cosecha.
Como publica la periodista Inma Lopera en ABC, Sevilla es la primera provincia productora de esta oleaginosa a nivel regional y nacional, con unas 99.335 hectáreas sembradas, a gran distancia de provincias como Cádiz (52.500 hectáreas) o Córdoba (25.130 hectáreas). Los rendimientos por hectárea del cultivo han sido «muy irregulares», dependiendo de la zona productiva, debido a las condiciones climáticas. Por tanto, «hay agricultores que, de media, han cosechado entorno a 1.250 kilos por hectárea y otros que ni siquiera han alcanzad los 800 kilos/hectárea. Teniendo en cuenta los altos costes del cultivo (en torno a 550 euros por hectárea, según el observatorio de precios de la Junta de Andalucía), muchos agricultores no han alcanzado el umbral de la rentabilidad, que llegaría con producciones por encima de los 1.100 kilos por hectárea», lamenta en ABC el técnico de cultivos herbáceos de ASAJA-Sevilla, Fernando Rodríguez.
«Casi no ha llovido nada. La primavera ha sido seca y no ha acompañado, pues las precipitaciones han sido un 21% más bajas que la media de las últimas campañas y las temperaturas han sido elevadas», explica el técnico, lo que se traduce, a pie de campo, en «unas producciones en torno a 250.000 - 260.000 toneladas de pipa en Andalucía». Esto supone «una caída de la producción del 22% respecto a la campaña precedente, cuyos rendimientos medios fueron de 1.500 kilos por hectárea y cuya cosecha llegó a las 330.000 toneladas en el campo andaluz».
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