A excepción de periodos estivales suaves que favorecen la pronta instalación de esta plaga sobre el cultivo de los cítricos, es a finales del verano o principios del otoño cuando comienzan a observarse los mayores daños de ácaros del género Eutetranychus sobre hojas y frutos.
Como publica la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía, llegados a este momento y teniendo en cuenta que, la horquilla óptima de temperatura para el desarrollo tanto del ácaro de Texas (E. banksi) (denominado en Huelva araña parda o portuguesa) como para el del ácaro Oriental (E. Orientalis) está entre los 28 y 31 ºC junto a una humedad relativa moderada, hay que tener en cuenta:
- Las altas temperaturas máximas registradas desde principios del periodo estival, en torno a los 33 ºC, con frecuentes días en los que el termómetro superó los 35 ºC, incluso los 40 ºC en sendas olas de calor en junio y julio, junto a un ambiente seco, han sido factores desfavorables para su desarrollo y dispersión.
- De cara a los próximos días, con previsión de temperaturas máximas por encima de los 35 ºC, especialmente en zonas de interior, se prevé que continúen registrándose los valores bajos de semanas anteriores, de los que destaca la provincia de Huelva dónde se viene registrando desde principios de julio una media del 1.6% de hojas con formas móviles. De todos modos, se recomienda no bajar la guardia con esta plaga una vez que las temperaturas mínimas están descendiendo y el ambiente es cada vez más húmedo a primeras y últimas horas del día.
Los síntomas causados por Eutetranychus spp. son muy similares a los producidos por el ácaro rojo (Panonychus citri): plateado de las hojas y frutos. Según la intensidad del ataque y otros factores como estrés hídrico y vientos secos, puede provocar una caída importante de hojas. El fruto, en el envero, puede tomar una tonalidad mate.
Por su rápida multiplicación, hay que tener en cuenta que su presencia en hojas puede aumentar hasta colonizar en pocos días/semanas la mayor parte del árbol, siendo muy probable que se produzcan resistencias a los acaricidas más frecuentemente utilizados, por lo que se recomienda alternar el uso de distintas materias activas y modos de acción. En general, de cara a tomar cualquier decisión sobre el control químico de ácaros, es recomendable cuantificar previamente los niveles de fauna auxiliar y utilizar aquellos formulados más compatibles con ésta.